sábado, 23 de agosto de 2014

“Los cielos son iguales”, Pedro Salinas

 

"He tenido siempre un deseo de amor tan vivo, que por eso he sido poeta"

Pedro Salinas fue uno de los principales representantes de la Generación del 27 y ha sido reconocido por muchos críticos como el "poeta del amor" del 27. Pocos igualaron la sutileza con que supo ahondar en el sentimiento amoroso. Trasciende las puras anécdotas para encontrar la clave más gozosa de las relaciones sentimentales; desde una posición claramente antirromántica, el amor es para él, en vez de sufrimiento, una prodigiosa fuerza que da plenitud a la vida y sentido al mundo, enriquecimiento del propio ser y enriquecimiento de la persona amada, un acontecimiento jubiloso: «¡Qué alegría vivir / sintiéndose vivido...!», exclama. El amor hace amar la vida, decir que sí al mundo: «¡Sí, todo con exceso: — la luz, la vida, el mar!». Sólo en algunos pasajes de Razón de amor aparece a veces un tono más grave, en ciertos poemas que hablan de los límites del amor, de su posible e inevitable final.

Dentro de su trayectoria poética se suelen distinguir tres etapas:

  • La etapa inicial (19231932) está marcada por la influencia de la poesía pura de Juan Ramón Jiménez y los ecos de las vanguardias futurista y ultraísta. La idea de la depuración y perfección poéticas y el protagonismo que van cobrando en ella los temas amorosos perfilan lo que será su etapa de plenitud.
  • La etapa de plenitud (19331939) está formada por la trilogía amorosa:
La voz a ti debida (título tomado de un verso de la Égloga tercera de Garcilaso de la Vega), (1933) presenta la historia de una pasión amorosa, desde su nacimiento hasta el final.
Razón de amor (1936) examina lo que queda del amor cuando éste acaba. La pasión y el dolor de la separación son, por lo tanto, los temas centrales del libro.
Largo lamento (evocando un verso de Gustavo Adolfo Bécquer)(1939) continúa la línea marcada en las obras anteriores.

Los tres libros están escritos en heptasílabos y octosílabos «blancos» o sin rima, a los que van añadiéndose endecasílabos hasta que la proporción se invierte en el último libro. Se abusa con frecuencia de la enumeración y existe cierto tono conceptista: «Todo quiere ser dos», «Serás, amor, un largo adiós que no se acaba», etc.

  • La etapa del exilio (19401951). De esta época se suele destacar su impresionante poema «Cero», suscitado por la destrucción que provocan las armas atómicas.

Nosotros nos centraremos en su poemario La voz a ti debida, que da nombre a este blog y al que pertenece el poema que recitaremos a continuación:

La voz a ti debida (1933) es el primer libro de la trilogía de temática amorosa que ya hemos mencionado.Este ciclo es la expresión de un proceso amoroso que va desde el encuentro, el intento del enamorado por descubrir la esencia de la mujer amada en La voz a ti debida, el hallazgo de la pareja y despedida parcial en Razón de amor, y el final doloroso tras un reencuentro imposible en Largo lamento.

A partir de esta obra Salinas define su concepto del amor entendido como un proceso de autoconocimiento del yo a partir del tú. Las raíces literarias de dicha concepción del amor se encuentran en el petrarquismo, en Garcilaso de la Vega y en el idealismo platónico. Cabe señalar también la influencia de Gustavo Adolfo Bécquer y la dimensión existencialista que posee este poemario.

El origen de La voz a ti debida, y de la trilogía en conjunto, se halla en la historia de amor vivida por el poeta con la profesora norteamericana Katherine R. Whitmore, a quien conoció en Santander en un curso de verano de la Universidad Internacional en 1932. Durante muchos años la crítica literaria había considerado que la mujer amada, objeto y destinataria de los poemas que componen la trilogía formada por La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento, carecía de existencia real. Esta opinión quedó totalmente desmentida con la publicación en 2002 de las cartas que Pedro Salinas escribió a Katherine R. Whitmore entre 1932 y 1947.

El tema central de La voz a ti debida es el amor a una mujer, a quien no se nombra, expresado desde la reflexión introspectiva acerca de este sentimiento y de sus múltiples matices. Puede hablarse de una especie de filosofía del amor, que en determinados momentos roza el platonismo y en otros se halla en el extremo opuesto, con la atención puesta en lo físico y sensorial. Destacan los demorados análisis de los sentimientos y la introspección psicológica de raíz petrarquista.

Otros temas estrechamente vinculados a la expresión de la vivencia amorosa son:

  • Imagen de la mujer amada: La mujer amada es como una idea presentida al modo de las ideas platónicas. Aparece como una fuerza creadora, con la que nacen la realidad y la belleza del mundo, todo lo prodigioso. La vida es lo que ella toca o mira. Incluso el propio amante cobra existencia y personalidad desde el momento en que ella lo elige entre todos. La amada es presentada como alguien distante, leve, luminosa, fuera de la realidad cotidiana y prosaica, al margen del espacio y del tiempo en una especie de dimensión divina a través de imágenes poéticas y notas estilísticas referidas a la idea de ascensión luminosa y etérea.
  • Búsqueda de la esencia de la mujer amada: Salinas busca la esencialidad de la mujer amada, del ser que se esconde detrás de la apariencia, buscando algo que no sea un espectro o una sombra.
  • El dolor como última forma del amor.

El poema que os presentamos a continuación pertenece a La Voz a ti debida:

Autoras del montaje: Georgina Cámpiz, Ruth González, Paula Moral
Recitación: Georgina Cámpiz, Ruth González, Paula Moral
Música: ????

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